domingo, 2 de septiembre de 2012

EL VIAJE


            Lo primero que se le viene a la cabeza a alguien, cuando le dices que te vas con vuelo de ida y sin vuelo de vuelta es ¿Por qué? 

No premeditamos tanto las respuestas como cuando tuvimos que darlas, pero después de llevar ya 6 meses y seguir con muchísimas ganas, las tenemos un poco más claras.

La principal razón que nos venía a la cabeza antes de empezar era ¿Por qué no? Y ahora lo hemos podido definir un poco y ser algo más concretos para quien le pueda interesar.

            Porque nos hace crecer como personas, como ciudadanos del mundo, como amigos y como pareja.      

            Porque nos ayuda a entender mejor nuestras propias emociones, sentimientos, frustraciones, anhelos, nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos y el uno al otro.

            Porque nos acerca a la parte humana del ser humano.

            Porque nos hace desaprender a cada momento, algo tan complicado.

            Porque nos provoca replantearnos y recolocar nuestro mundo interior y sobre todo, dejar espacio para que se pueda mover y decorar con muebles pequeños y ligeros que se puedan cambiar de sitio y con paneles movibles que creen diferentes espacios en uno mismo, como los que usan por aquí.

            Porque ahora, desde la distancia y la añoranza, podemos valorar y apreciar cada pequeño detalle de nuestra vida cotidiana, esos que, incorporados a la rutina, pasan desapercibidos pero que, en realidad, son los acordes que dan harmonía a nuestra vida.

            Porque estamos más cerca, más en contacto real con nuestros seres queridos, que teniéndolos a pocos kilómetros, nos conocemos mejor cuando nos separamos.

            Porque sin buscar, encontramos cantidad de experiencias que llenan nuestras mochilas de momentos inolvidables.

            Porque la vanidad remite y la humildad aparece como algo evidente. Ante la magnitud y variedad uno se siente más parte y menos centro.

            Porque el corazón se nos pone a brincar mucho más a menudo.

            Porque nos emocionamos como niños viendo su película de dibujos preferida.

            Porque el mundo es hermoso, curioso, increíblemente bello y está lleno de sitios, personas y situaciones que merece la pena ver, conocer y vivir.

Porque NOS SENTIMOS LAS PERSONAS MÁS AFORTUNAS DE LA TIERRA DE PODER ESTAR HACIENDO ESTE SUEÑO REALIDAD, JUNTOS Y COMPARTÍENDOLO CON NUESTROS SERES QUERIDOS.

            Porque la falta de rutina y previsión hace florecer la presencia, nos hace sentir y vivir el aquí y el ahora.

            Y sobre todo, porque aprendemos a priorizar el VIVIR ante el TENER y eso, nos hace más  RICOS, más LIBRES.

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